Una vez que se ha determinado que los síntomas son producidos por una enfermedad hemorroidal, en la mayoría de los casos, se inicia un tratamiento médico.
Lo primero y más importante es una modificación en la dieta que consiste en aumentar la ingesta de alimentos con fibra y en los líquidos que se toman durante el día. Se recomiendan por lo menos 2 litros de líquidos al día. Con estas recomendaciones, esta bien descrito en la literatura, que se disminuye y se controla el sangrado.
Se recomienda modificar los hábitos al momento de evacuar, es decir, el evitar el pujo excesivo y disminuir los tiempos qué pasa el paciente en el baño, entre otros.
En algunos casos, el uso de medicamentos conocidos como flebotónicos, mejoran la fuerza de las paredes de los vasos sanguíneos, aumentan el tono venoso y mejoran el drenaje linfático, normalizando la permeabilidad capilar. Estos medicamentos disminuyen el sangrado, la comezón asociada a la enfermedad hemorroidal y la recurrencia.
El uso de pomadas o gel tópico que contiene anestésicos, esteroides o antiséptico, se utilizan frecuentemente; sin embargo, su uso prolongado puede causar irritación de la piel.